La humedad mantiene un intercambio de gases eficaz y preserva las defensas de las vías respiratorias
Cuando el aire se desplaza hacia abajo en la vía respiratoria, se pierde el calor y humedad de la mucosa respiratoria hasta un punto donde el gas alcanza los 37 °C, 44 mg/L en la carina. La mayor parte del acondicionamiento se realiza en la nasofaringe. Para la mucosa de las vías respiratorias es importante conservar un equilibrio de calor y humedad, a fin de mantener el buen funcionamiento del sistema de transporte mucociliar y una línea de defensa eficaz. Esto, a su vez, juega un papel importante en el correcto intercambio de gases, manteniendo las vías respiratorias limpias y abiertas y con una expulsión de mucosidad adecuada.
El sistema de transporte mucociliar consta de tres capas: el moco, la capa acuosa y el epitelio ciliado. Estas capas contribuyen todas ellas a calentar y humedecer y garantizan un sistema de transporte mucociliar bien equilibrado. Los millones de cilios que recubren las vías respiratorias (en torno a 200 cilios por célula) se agitan en la capa acuosa hasta 15 veces por segundo. Este golpeo limpia la mucosidad y los contaminantes de las vías respiratorias. La velocidad de expulsión depende de la frecuencia de golpeo de los cilios y de la calidad de la mucosidad. Ambos factores dependen de la capacidad del organismo para reponer la humedad de las tres capas.